Dra. Mariela Hidalgo. San José Costa Rica.

La celulitis “genuina” tiene un patrimonio exclusivamente femenino,
ya que sin la presencia de los estrógenos no existiría la propia mujer
y mucho menos la celulitis.


Paniculitis, Paniculopatía Edemato Fibroesclerótica (PEFE), lipoesclerosis, lipodistrofia ginecoide, dermopaniculitis vasculopática y piel de naranja, son algunos de los muchos nombres con que se conoce a la celulitis. Es un desorden de gran impacto social que afecta principalmente a las mujeres en un 85 a 98% de los casos, se define como un trastorno del tejido celular subcutáneo, caracterizado por nódulos adiposos e hundimientos en determinadas zonas corporales, en asociación con cambios en la microcirculación local, más alteraciones histológicas y bioquímicas.  Su etiología no es del todo clara, pero se ha visto asociada a la herencia, acción de los estrogenos y factores ambientales que la exacerban como la obesidad, la resistencia periférica a la insulina y la insuficiencia venosa.


El hiperestrogenismo que se presenta en ciertas etapas claves de la vida de la mujer como la pubertad, el embarazo, o a causa de anticonceptivos orales, hace que la replicación de las células adiposas sea mayor afectando así al tejido mesenquimatoso, y a los fibroblastos del tejido conjuntivo de los septos del panículo subcutáneo. Como factores coadyuvantes se encuentra el sedentarismo, tabaquismo y  la utilización de vestuario inadecuado como la ropa ajustada y los tacones altos, que pueden repercutir en alteraciones vasculares periféricas y linfáticas que favorecen la retención de líquidos.  Existen diferentes tipos de celulitis que se pueden clasificar según la distribución de los depósitos grasos, y también en relación a su aspecto y consistencia.


La celulitis generalizada es la más severa de las presentaciones, es altamente deformante, afecta extensas áreas de la superficie corporal, aparece desde muy corta edad y se asocia con problemas de obesidad, mala alimentación y sedentarismo. La celulitis regional es la más común apareciendo en la pubertad, y pudiendo afectar a cualquier persona sin importar su peso, afecta zonas como los glúteos, caderas, muslos y hasta las rodillas.  La celulitis localizada abarca zonas que no son muy comunes, como la región cervical, brazos, abdomen, tobillos y zona lumbar. Según su aspecto y consistencia puede clasificarse en celulitis dura o compacta: que es la más frecuente y responde mejor a los tratamientos, aparece habitualmente en la adolescencia y el tejido se aprecia compacto, firme y bien adherido a planos superficiales y profundos, que cuando se pinza la piel entre los dedos, se manifiesta como la clásica piel de naranja, palpándose nódulos de consistencia firme, pudiendo asociarse con la presencia de estrías, piel seca, hipotermia y facilidad para la formación de hematomas. Se presenta en mujeres con o sin sobrepeso a pesar de tener una buena tonicidad muscular. El caso de la celulitis blanda, se aprecia a simple vista sin la necesidad de realizar compresión a la zona, tiene un aspecto acolchado y flácido, apareciendo de forma más tardía en mujeres que no realizan ningún tipo de actividad física o que han tenido cambios bruscos de peso en asociación con problemas circulatorios como varices, equimosis y edema.


Otra forma clínica es la celulitis edematosa o acuosa, la cual es la más severa, pero al mismo tiempo la menos frecuente, manifestándose como un aumento de volumen de las piernas, llegando a ser deformante, se acompaña de insuficiencia vascular, edema, ardor, dolor y pesantes de las piernas, resultando muy incapacitante para la paciente. La celulitis mixta es aquella en que el problema puede coexistir en varias formas clínicas en la misma persona. Hoy en día este problema se ha vuelto una seria preocupación para las mujeres, por lo que en los medios de comunicación se anuncian  diversos tipos de tratamientos para su “eliminación”, debiendo tener claro que no existe ningún tipo de terapia que resuelva el problema al 100%, pero si una mejoría importante y máxima eficacia terapéutica si se siguen las instrucciones del plan de manejo al pie de la letra. El plan terapéutico debe complementarse con ejercicio de forma habitual, una dieta equilibrada, eliminación del hábito tabáquico y medidas que mejoren el proceso circulatorio. No existen grande series de pacientes en los que se hayan probado determinados esquemas terapéuticos, pero si reportes de efectividad de terapias s tópicas en geles o cremas, terapia mecánica que se puede llevar a cabo mediante masaje manual o  aparatos especiales buscando activación de la circulación y por lo tanto mejoría del drenaje linfático.


Finalmente tratamientos quirúrgicos como la liposucción disminuyen el volumen de grasa y pueden mejorar la apariencia de la zona, debiendo complementarse con la dieta y el ejercicio. La sustancia lipolítica más conocida por vía tópica es a cafeína al 5%, la cual activa enzimas que aceleran la ruptura de los adipocitos inhibiendo la fosfodiesteresa, favoreciendo la descomposición enzimática de los triglicéridos acumulados y su degradación. Existen otros productos conteniendo té verde, isoflavona de soja, extractos de algas y L-carnitina via oral o inyectada entre otros. Más recientemente se han introducido en el mercado equipos destinados a reducir el componente adiposo como la ultrasonoterapia que por medio de un efecto micromecánico y térmico produce la ruptura del adipocito y promueve el drenaje de los líquidos retenidos.  La cavitación es un ultrasonido de baja frecuencia que induce la formación de microburbujas de vapor dentro de los adipocitos, produciendo su explosión y liberando su contenido graso para eliminarlo por medio del sistema linfático.


La radiofrecuencia es otro procedimiento que se caracteriza por producir un efecto térmico profundo, que no daña el tejido circundante, provoca la síntesis de colágeno y elastina, y mejora la firmeza del tejido. Los láseres de baja intensidad logran disminuir el grosor del tejido adiposo, modifican las líneas de tensión del colágeno y aumentan la vascularización de la piel con activación de su metabolismo. La endermología es un proceso que se caracteriza por la combinación de un masaje y aspiración en bloque del tejido por medio de succión negativa, lo que consigue estimular el drenaje linfático y favorecer la microcirculación. Existen muchos otros equipos que combinan diferentes tipos de tecnologías, sin embargo la mayoría todavía necesita un mayor aval científico para probar su eficacia, tal es el caso del uso de la carboxiterapia, procedimiento en el cual se realiza una inyección de CO2 en el tejido afectado. En conclusión podemos decir que el manejo de la celulitis depende de un programa de manejo constituido por hábitos, manejo farmacológico y procedimientos tecnológicos.


En el caso de los hábitos es fundamental el control de la natalidad sin anticonceptivos orales, mantener un peso adecuado, dieta baja en sal, realizar ejercicio físico, utilizar medias de compresión en caso de problemas circulatorios venosos, no estar sentada o parada por periodos largos, dormir con los pies en alto y no fumar. La terapia farmacológica incluye flebotónicos, hemorreológicos y la aplicación de lipolíticos como la cafeína entre otros que ya se han mencionado. La aparatología puede ir desde dispositivos para masaje intradomiciliario hasta tecnología en consultorio de distintos tipos con resultados variables dependiendo del paciente y el tipo de dispositivo.