Los tatuajes se producen por la introducción de pigmento insoluble en una de las capas de la piel conocida como dermis, secundario a accidentes o más comúnmente para decorar la misma.
La práctica es tan vieja como la civilización misma; los tatuajes han sido presentados con frecuencia como una forma de expresión corporal que tienen por lo tanto significados, manifestaciones y repercusiones de diversos tipos, que han variado mucho a través de las diferentes culturas.


Las marcas decorativas en la piel han sido descubiertas en restos humanos en todo el mundo, siendo la evidencia más antigua de tatuajes los encontrados en una momia peruana que data del año 6000 ac.  En 1991 se encontró una momia dentro de un glaciar de los Alpes de Ötztal con una antigüedad de  5300 años, con la espalda y rodillas tatuadas al cual se le conoce como “Hombre de Hielo”.


¿Pero alguna vez te has preguntado realmente cómo reacciona el cuerpo a los tatuajes?.


La piel consta de tres capas: Epidermis que es la más superficial y la que podemos ver y sentir, la dermis y por último la hipodermis. La epidermis está en constante cambio y regeneración así que desde su parte más profunda se generan células nuevas que van subiendo, hasta que estas llegan a la capa más superficial donde mueren y se descaman este proceso toma unos 52-75 días; así que podemos decir que cada dos meses aproximada mente mudamos la piel completamente.

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Pero entonces, ¿Cómo es que el tatuaje no se borra gradualmente? La respuesta es muy sencilla, ya que el pigmento se deposita en la Dermis a un nivel más profundo que la capa superficial que mudamos.
A lo largo de la historia las diferentes culturas han usado varios métodos para lograr esto, la primera patente de máquina de tatuar fue de Samuel O´Reilly en 1981 la cual fue basada en una invención de Thomas Alba Edison,  las máquinas de tatuado usadas hoy en día insertan pequeñas agujas cargadas con tinte dentro de la piel a una frecuencia de 50 a 3 mil veces por minuto; las agujas atraviesan la epidermis permitiendo que la tinta penetre profundamente en la dermis, la cual está compuesta de fibras de colágeno, nervios, glándulas, vasos sanguíneos y más.


Cada vez que la aguja penetra, causa una herida que alerta el cuerpo e inicia un proceso inflamatorio, al activarse esta reacción el sistema inmune (defensas), llama a células especializadas llamadas macrófagos para tratar del limpiar la tinta que se reconoce como un cuerpo extraño, como las partículas de tinta son tan grandes el cuerpo no las puede eliminar y  continua viéndose a través de la piel pero lo mantiene aislado del resto del cuerpo.


Pero si un tatuaje es de por vida, ¿existe alguna forma de borrarlo? Técnicamente sí. Hoy en día un láser llamado Q-switch usado para romper las partículas grandes de pigmento en más pequeñas que el cuerpo puedo eliminarlos, dentro de los láser existen varias longitudes de onda las cuales son específicas para cada color de tinta. Por ejemplo, la 1064nm es para el color negro, la 694nm funciona en negro y verde y 532nm en rojos; siendo el color celeste el más difícil de remover.  Por esta razón quitarse un tatuaje es mucho más difícil que hacerse uno, pero no es imposible. Se requieren de varias sesiones, pueden ir de 4 hasta 25.
En el caso de los “covers” (realización de una tatuaje sobre otro) son aún más difíciles de quitar así que si tienes un tatuaje que quieres cambiar lo ideal es utilizar el láser adecuado para su tipo de tatuaje, varias sesiones para remover un poco el pigmento y luego tatuar sobre un lienzo más limpio o removerlo completamente.


Dra. Mariela Hidalgo V
Dermatóloga
Centro Dermatológico Drs. Hidalgo Cenderma
2280-9292
dra.hidalgov@gmail.com